Quiero advertir que el recorrido por el año 1970 resultó bastante extenso. Por lo que me vi obligado a suprimir algunos recortes menos relevantes.
Si el año 1969 lo podemos considerar importante en realizaciones, tanto en obras de restauración, como en contactos nacionales e internacionales, y la continuación de la campaña de relaciones públicas, tanto a nivel nacional como internacional, el año 1970 fue un período durante el cual se produjeron realizaciones, que al través de lo que podrás observar en la presente lucubración, la Oficina de Patrimonio Cultural (OPC), que había nacido no hacía más de tres años, se impuso a nivel nacional, y de algunos organismos y personalidades internacionales, como si se hubiera tratado de una agencia con muchos años de servicio en la administración pública.
El Editorial de fecha 1 de julio de 1970 refiere con claridad meridiana lo que yo me he atrevido asegurar. Y nuestras aseveraciones sobre polémicas en las que participábamos fueron apoyadas por una mayoría de los que opinaron. Es uno de casos el color que debían llevar las fachadas de las casas a las que se les intervenían las fachadas. Borrando las diferentes barbaridades a que fueron sometidas durante el largo período de incuria en el que vivió el pueblo dominicano.
Con este descubrimiento no había necesidad de inventar para reconstruir los otros tres lados del claustro.
Esta publicación se refiere a lo que fue el reinicio del turismo en Santo Domingo.
Para nadie que tenga algún conocimiento del movimiento turístico en nuestro país, y muy particularmente en Santo Domingo, le será extraño ignorarlo. Había llegado a su mínima expresión a partir de la Revolución de 1965. Era muy raro encontrar un turista caminado por las calle de la capital. Con los trabajos de reparación y limpieza de la Ciudad Colonial ejecutados por la Comisión de Ornato Cívico, que fue para lo que se creó, y los de remodelación de algunas fachadas deterioradas, las agencias de viajes se animaron y comenzaron a traer algunos curiosos.
El Dr. Manuel Mañón Arredondo, uno de los fieles amantes y defensores del patrimonio cultural dominicano, le puso la tapa al pomo en sus declaraciones. Como persona respetuosa que era no quiso dar nombres, como se acostumbra en círculos de intelectuales. Pero, conociendo de lo que se trataba, en la entrevista es posible que los individuos que pertenecían a las diversas comisiones, o se mantenían merodeando los diferentes círculos interesados en el tema, caigan en cuenta de quienes nos referimos.
A mí me parece mentira, que en 1970 alguien fuera capaz de producir esta denuncia, hecha con elegancia y discreción. De todo ello me permito pedirles que lean al Dr. Mañón detenidamente y, de serle posible, compárenlo con las mías.
El interés de la ciudadanía llegó a constituirse en algo tan importante, que las invitaciones para diversas actividades nos llegaban frecuentemente. Lo mismo para una reunión de empresarios de una de las casas de ron, como para una charla en la Cámara Americana de Comercio, y en otras tatas actividades. Siempre he pensado que solo bastaron tres años de trabajo continuo para que la OPC o su director, fueran tomados en cuenta, impresionados por lo que estaban viendo o leyendo en los diarios, y más adelante en la televisión. Y de esa manera continuó aquel romance entre la gente y lo que hacía la OPC, hasta que llegó el momento del cambio de gobierno y una de sus agencias favoritas.
El Arq. Del Monte fue invitado a dictar una charla en una de las cenas de la Cámara Americana de Comercio. Espacio que estaba reservado para temas de economía, banca, comercvio, etc.
El entusiasmo llegó a calar en la población de tal manera, que uno de los bancos extranjeros que prestan servicio en el país se acercó a nosotros para que le diseñáramos un ambiente colonial en la sucursal que estaba a punto de abrir en la Avenida Independencia casi a esquina Benito Monción.
Uno de los principales monumentos históricos con que cuenta nuestro país es sin duda alguna la Fortaleza de San Felipe de Puerto Plata. Abandonada, y parcialmente destruida, como casi todo nuestra riqueza monumental, donde quiera se encuentre, la OPC asumió la responsabilidad de su restauración. Le tocó su turno conjuntamente con dos proyectos más. El de la calle Atarazana, y la Casa de Ponce de León, en San Rafael de Yuma, provincia La Altagracia. La responsabilidad de dirigir los trabajos de la fortaleza recayó sobre el arquitecto Virgilio Dalmau, quien tuvo que abandonarlos, temporalmente, por tener que viajar al exterior a cumplir compromisos personales. Y fueron confiados al arquitecto Teódulo Blanchard.
De las intervenciones realizadas por la Comisión de Ornato Cívico, puedo asegurar que la construcción de un pasaje peatonal entre las calles Isabel La Católica y Las Damas no contó con mi anuencia. Ni como miembro de la Comisión, ni como Director de la OPC. En uno de mis artículos me referí a las dos casas del Siglo XVI de la calle Las Damas, que fueron demolidas para darle paso al pasaje peatonal. Ahora completo la idea señalando la demolición de otras dos casas que se encontraban en la Isabel La Católica para que fuera posible completar el pasaje de ese lado.
Se puede asegurar, con la responsabilidad que ameritan estos comentarios, que intervenciones como esta son totalmente desestimadas en todas partes de mundo. En la ciudad del Siglo XVI y la que llegó hasta avanzado el caprichoso Siglo XX no existía este pasaje, y no existía motivo alguno que permitiera a la Comisión de Ornato Cívico modificar el trazado de la zona más importante y más antigua de la Ciudad Colonial. Que fue de lo primero que surgió en la ciudad concebida por su fundador y gobernador Nicolás de Ovando. Y lo primero en construirse en el llamado Nuevo Mundo.
Detalle de una de las esquinas de la segunda planta del claustro del Convento Mercedario tal como se conservó. Pudiendo servir de modelo para su continuación.
Un proyecto que nos entusiasmó mientras estábamos resolviendo el desastre en que se encontraba la Capilla de la Soledad, que perteneció al Convento Mercedario, y fuera separada de la misma forma que otra porción del mismo para que fuera ocupada por una logia, preparábamos el proyecto de rescate de la Iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes.
Mientras terminábamos con la Capilla de la Soledad se utilizaron unos recursos que la OPC conservaba, para iniciar algunos trabajos de bajo costo, en lo que se nos aprobaba el presupuesto general del conjunto monumental. Entre estos trabajos se resolvió rescatar el ábside, corregir filtraciones en la bóveda, y desperfectos en la torre campanario. Y restaurar la linterna sobre la cúpula, entre otros.
Igualmente se iniciaron los trabajos de acondicionamiento y limpieza del lado del claustro junto a la iglesia. Apareciendo todas las columnas y los arcos que lo integran. Quedando terminado, esperando los recursos solicitados para continuar con el conjunto monumental en sentido general, pero que nunca pudimos.
Así como lo están leyendo, el resto de tan importante trabajo restauración fue continuado por la Comisión de Ornato Cívico, que entre lo que pudieron resolver eliminaron el recubrimiento (cal) de las paredes, columnas y arcos interiores, y completaron los otros tres lados del claustro, que en vez de copiar el lado auténtico, descubierto, utilizando la totalidad de los sillares que permanecían regados por doquier, y completando el faltante como le pareciera a los restauradores, reconstruyeron cada lado de manera diferente. Dilema que para poder explicarlo en un artículo como este me tomaría más de lo que me permiten estos trabajos.
Un detalle que no fue tomado en consideración para la reconstrucción de la arcada de la segunda planta que mira hacia este fue de la manera como se hizo, aún teniendo la muestra en la esquina que se ve en la foto.
Para concluir con los trabajos ejecutados por la Comisión de Ornato en el Convento Mercedario solo me resta agregar la demolición del anexo que arropaba todo el exterior del ábside. Que daba una visión muy diferente a la que tuvo durante muchos años.
No puedo pasar la página correspondiente al Convento Mercedario sin dejar bien claro que las obras del claustro quedaron pendientes. Y que la Capilla de la Soledad fue ocupada como almacén y taller de carpintería. En conclusión, espero que algún día se decida entrarle a dos manos a lo que daría como resultado el más importante conjunto monumental de Santo Domingo.
Antes de cocluir el año 1970 nos dispusimos a organizar una exposición de piezas de arte prehispánico, importantizándolas de manera similar a las de arte colonial.
En estos recortes periodísticos se puede apreciar lo que la OPC tenía en mente desde el principio de su gestión. Ocuparse del patrimonio arqueológico prehispánico, tan olvidado como el colonial y el republicano. A tales efectos decidimos hacer algo similar a la presentación, en el mismo lugar, de la colección de arte sagrado colonial. Todo un éxito, que conllevó al presidente Balaguer a decidir construir el Museo del Hombre. Lo que condujo a una nueva desintegración de lo que debió haber sido la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Nación.
Mientras tanto, continuábamos en contacto con promotores culturales y turísticos, al igual que con personas particulares que deseaban la ayuda de la OPC. De esa política surgieron muchas actividades, como la que presentamos a continuación, en la que la señora Leonor Porcella de Brea quien puso en circulación una de sus últimas obras en los salones de la misma.
Otro paso que continuamos dando durante aquellos afanes por resolver los problemas de lo que se nos había encomendado, y lo que no, fue el de trabajar en la restauración de obras de arte, o de objetos ligados a estos. En este caso vitrales. Lo que fue posible gracias al envió, de nuestra parte, de un técnico autodidacta, al Centro de Restauro de Churubusco, México, en el que se hizo restaurador de verdad.
Disponiendo de unos recursos que nos fueron autorizados por el propio presidente Balaguer, y por la Comisión de Ornato Cívico, nos pusimos en la delicada tarea de apuntalar los monumentos que sufrieron deterioro a raíz del terremoto que acudió la ciudad.
Una muestra de las condiciones en que se encontraba la Ciudad Colonial, hasta algo avanzados los trabajos de restauración de las casas de Ovando (1974) para dedicarlas a un hostal.
Es importante dar a conocer que la llamada Comisión Ejecutivo no era más que una especie de consejo de administración, para que respaldara las desiciones tomadas por la OPC, y contribuir con lo programado por esta. No boicotearla como se empezó hacer.
Lamentablemente la oferta del Banco Central no prosperó. La casa fue restaurada
Y dejada en standby, hasta que la Sociedad Filatélica la ocupó. Manteniéndola muy por debajo de lo que se merece el monumento. Cosas que suceden en nuestro país. En cualquier otra parte la tendrían como lo que es, una joya histórica.
Concluyo con esta lucubración mostrando una fotografía y la primera parte del reportaje de la periodista María Ugarte sobre uno de los monumentos más importantes de España. El convento de San Marcos es una de las grandes joyas de la arquitectura de la ciudad española de León junto con la catedral, la basílica de San Isidoro y la Casa Botines. Se encuentra hoy convertido en parador de turismo de España, además de iglesia consagrada y Museo de León, siendo uno de los monumentos más importantes del Renacimiento español.
Me complace, sobre manera, tratar sobre este lugar, en el que tuve la satisfacción de hospedarme, al igual que en de los Reyes Católicos, en Santiago de Compostela, gracias a una invitación del Gobierno español, como consecuencia de mis propósitos de copiar la idea de convertir monumentos importantes en paradores y hostales turísticos. De la que salió, triunfante, el Hostal Nicolás de Ovando, que después de 45 años se conserva en magníficas condiciones, no obstante haber sido víctima del mal trato y saqueo durante una de sus administraciones.
Aquellos que criticaron el que se instalara un hostal en la que fuera la casa del Gobernador Frey Nicolás de Ovando, porque entendían que se cometía una degradación, y que se convertiría en una casa de putas, le decimos que no llegó a ser ni una cosa ni la otra. Y que ha resultado ser un éxito, exceptuando los años en que fue administrado por Dimargo Tour, propiedad de Diógenes Marino Gómez. No obstante, lo que sucedió fue concederle un gran prestigio a la hostelería dominicana y, particularmente, a la Ciudad Colonial de Santo Domingo.
Cuando nosotros propusimos la idea al presidente Balaguer, este la entendió de inmediato, otorgando su anuencia y su compromiso de financiamiento.
En España el gobierno dio luz verde para que se restauraran y utilizaran para convertir en hostales y paradores una cantidad de palacios, hospitales, conventos, y todo lo que pudiera ser útil para contribuir al crecimiento de su industria turística, y a nadie se le ocurrió oponerse alegando estupideces propias de pueblos con mentalidades atrasadas. Como ejemplo cabe citar el Hostal de Los Reyes Católicos en Santiago de Compostela, y el San Marcos en León. Dos joyas de la arquitectura plateresca española. En los que tuve la satisfacción de ser hospedado, gracias a una invitación del el gobierno español.