Después de haber recorrido un largo trecho en el que me he referido a los diversos estilos arquitectónicos surgidos a partir de la Era Greco-Romana, hasta el Neoclasicismo, culmino con los que se inician en las postrimerías del siglo XIX, y perviven hasta nuestros días.
La arquitectura que surge en la Edad Contemporánea irá, en mayor o menor grado, a reflejar los avances tecnológicos y las paradojas socioculturales generadas por el advenimiento de la Revolución Industrial. Las ciudades pasan a crecer de modo desconocido, y nuevas demandas sociales relativas al control del espacio urbano deben ser respondidas por el Estado, lo que acabará llevando al surgimiento del urbanismo como disciplina académica, manipulada por los gobiernos. El papel de la arquitectura (y del arquitecto) será constantemente cuestionado, y nuevos paradigmas surgen: algunos críticos alegan que una crisis en la producción arquitectónica permea todo el siglo XIX, y solamente será resuelta con la llegada de la arquitectura moderna.
Todo el siglo XIX asistirá a una serie de crisis estéticas que se traducen en los movimientos llamados historicistas: bien por el hecho de que las innovaciones tecnológicas no encuentren en aquella contemporaneidad una manifestación formal adecuada, o por diversas razones culturales y contextos específicos, los arquitectos del periodo veían en la copia de la arquitectura del pasado y en el estudio de sus cánones y tratados un lenguaje estético legítimo.
El primero de estos movimientos fue el ya citado Neoclásico, pero también va a manifestarse en la arquitectura gótica inglesa, profundamente asociada a los ideales románticos nacionalistas. Los esfuerzos historicistas que tuvieron lugar principalmente en Alemania, Francia, e Inglaterra, por razones ideológicas, vendrían más tarde a transformarse en un mero conjunto de repertorios formales y tipológicos diversos, que evolucionarían hacia el Eclecticismo, considerado por muchos como el más decadente y formalista de entre todos los estilos academicista e historicista.
Palacio de las Aguas Corrientes, Bs. As. Basílica de Covadonga
El eclecticismo arquitectónico es una tendencia artística en arquitectura que mezcla elementos de diferentes estilos y épocas de la historia del arte y la arquitectura. Se manifiesta en Occidente entre mediados del Siglo XIX, y principios del XX.
El término ecléctico viene del adjetivo griego (εκλεκτός) que significa “escogido” que a su vez deriva del verbo griego escoger (εκλέγω), puesto que lo que harán los arquitectos y artistas en general, de esta época, será escoger de toda la Historia del Arte lo que más les interesa. También se utiliza para definir este período el término Historicismo, que se refiere a una nueva visión de la Historia, en la que se indaga filosóficamente. Sus referencias serán el arte gótico (Neogótico), románico (Neorrománico) y oriental (Orientalismo, Exotismo).
Palacio Garnier (París) Palacio Del Valle (Santiago de Cuba)
Palacio del Reichstang (Berlin)
La época en que se empezó a reconstruir la ciudad de Buenos Aires (Finales del siglo XIX), por ejemplo, fue un período de transición arquitectónica, en el que declina el neoclasicismo y el post colonialismo, para insinuar los comienzos de un eclecticismo con la aplicación de los más variados estilos, aunque predomine el renacimiento italiano, y el estilo francés. Fueron incorporados, en este período, el uso del hierro y el vidrio, que sirvieron para cubrir grandes espacios con poco peso y buena luz natural.
Asombrosa la cantidad de edificios de apartamentos que hay en Buenos Aires. Nosotros hemos visitados algunas ciudades y en todas ellas hay edificios de apartamentos, pero lo que vimos en Buenos Aires de verdad que nos impresionó.
No solamente es la cantidad de edificios que vimos, es el buen gusto que muchos de ellos demuestran en su arquitectura. No recordamos, excepto el Cabildo en la Plaza de Mayo, haber visto ninguno del estilo colonial. Es el estilo francés el que predomina en aquellos que ya tienen unos años. Sobre todo, muy elegantes.
Avenida de Mayo, Bs. As. Congreso de la Nación Argentina
Pero mucho de lo mismo, por muy bonito y elegante que sea, después de un rato aburre. Por eso nos gusta tanto la arquitectura moderna donde cada edificio tiene su forma propia y diferente a todos los demás. De estos vimos varios que nos llamaron la atención, entre otros, la Biblioteca Nacional. Que por cierto, fue objeto de agrias discusiones.
Biblioteca Nacional, Bs. As. Puerto Madero, Bs. As.
La primera tentativa de respuesta a la cuestión tradición x industrialización (o entre las artes y los oficios) se dio con el pensamiento de los románticos John Ruskin (Las Siete Lámparas de la Arquitectura Moderna), cuya idea de belleza posee una doble naturaleza: la belleza abstracta de las cosas, sin ninguna consideración más que la forma, y la que se puede reconocer tras un proceso de elaboración y trabajo paciente del artista en la obra y William Morris, proponentes de un movimiento estético que fue conocido justamente con el nombre de Arts & Crafts (cuya traducción literal es “artes y oficios”). La Casita Roja (Red House) fue la primera obra arquitectónica del grupo Art & Crafts. Interiormente fue decorada con pinturas murales y vitrales. Morris quería una casa y también un “Palacio de las Artes” en el que él y sus amigos pudiesen disfrutar produciendo obras de arte. La obra refleja la admiración por la autenticidad y humanidad de los métodos constructivos medievales.
Red House, Bexleyheath, Kent
El movimiento propuso la investigación formal aplicada a las nuevas posibilidades industriales, viendo en el artesano una figura a destacar: para ellos, el artesano no debería extinguirse a causa de la industria, sino hacerse su agente transformador, su principal elemento de producción.
Con la disolución de sus ideales y la dispersión de sus defensores, las ideas del movimiento evolucionaron, en el contexto francés, hacia la estética del Art nouveau, considerado el último estilo del siglo XIX y el primero del siglo XX.
Amberes, Bélgica
Castel Béranguer, París Palacio Guemes, Bs. As.
Modernismo es el término con el que se designa a una corriente de renovación artística desarrollada a finales del siglo XIX y principios del XX, durante el periodo denominado fin de siécle y belle époque. En distintos países recibió diversas denominaciones: Art Nouveau –en Bélgica y Francia –, Modernismo en España, Jugendstil –en Alemania y países nórdicos–, Sezession –en Austria –, Modern Style –en los países anglosajones –, Nieuwe Kunst –en Países Bajos – y Liberty o Floreale –en Italia–.
Todas estas denominaciones hacen referencia a la intención de crear un arte nuevo, joven, libre, y moderno, que representara una ruptura con los estilos dominantes en la época, tanto los de tradición academicista (el historicismo o el eclecticismo) como los rupturistas (realismo o impresionismo). En la estética nueva que se trató de crear predominaba la inspiración en la naturaleza a la vez que se incorporaban novedades derivadas de la revolución industrial, como el hierro y el cristal, superando la pobre estética de la arquitectura del hierro de mediados del siglo XIX.
En España, país que más conozco de Europa, surgió un genial arquitecto catalán, que dio forma a la arquitectura moderna a su particular manera. Antonio Gaudí inicia una de sus obras más emblemática, el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, conocido simplemente como la Sagrada Familia. Es una basílica católica, todavía en construcción, considerada su obra maestra, y el máximo exponente de la arquitectura modernista española.
En gran medida las aspiraciones del Modernismo se basaron en las ideas estéticas que proponían democratizar la belleza o socializar el arte, en el sentido de que hasta los objetos más cotidianos tuvieran valor estético y fueran accesibles a toda la población, aunque sin utilizar las nuevas técnicas de producción masiva que impedían el desarrollo del buen hacer artesanal.
Tras las primeras décadas del siglo XX se hizo muy clara una distinción entre los arquitectos que estaban más próximos de las vanguardias artísticas en curso en Europa y aquellos que practicaban una arquitectura conectada a la tradición (en general de características historicistas, típica del eclecticismo). Aunque estas dos corrientes estuvieran, en un primer momento, llenas de matices y medios términos, con la actividad “revolucionaria” propuesta por determinados artistas, y principalmente con la actuación de los arquitectos conectados a la fundación de la Bauhaus en Alemania, con la Vanguardia rusa en la Unión Soviética y con el nuevo pensamiento arquitectónico propuesto por Frank Lloyd Wright en los EEUU, la diferencia entre ellas queda nítida y el debate arquitectónico se transforma, de hecho, en un escenario poblado de partidos y movimientos caracterizados.
La denominada arquitectura moderna o movimiento moderno será, por lo tanto, caracterizada por un fuerte discurso social y estético de renovación del ambiente de vida del hombre contemporáneo. Este ideario está formalizado con la fundación y evolución de la escuela alemana Bauhaus: de ella salen los principales nombres de esta arquitectura.
El art déco (también art decó o incluso art deco) fue un movimiento de diseño popular a partir de 1920 hasta 1939 (cuya influencia se extiende hasta la década de 1950 en algunos países) que influyó las artes decorativas tales como arquitectura, diseño interior, y diseño gráfico e industrial, también a las artes visuales tales como la moda, pintura, grabado, escultura y cinematografía.
Rockefeller Center, N.Y.
Después de la Exposición Universal de 1900 de París, varios artistas franceses formaron un colectivo formal dedicado a las artes decorativas de vanguardia. En 1925 organizaron la Exposition Internationale des Arts Décoratifs et Industriels Modernes (Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales Modernas) en París, y se llamaron a sí mismos los modernos; en realidad, el término art déco se acuñó en la retrospectiva titulada “Les Annés 25”, llevada a cabo en París en el Musée des Arts Décoratifs (Museo de Artes Decorativas) del 3 de marzo al 16 de mayo de 1966; el término es por lo tanto un apócope de la palabra francesa décoratif. En inglés suele suprimirse la tilde y se escribe “deco”. En español, la RAE lo ha normalizado como art déco, con la tilde en la «e».
El Movimiento Moderno en la historia de la arquitectura comprende un período situado entre las dos guerras mundiales, y su objetivo es la renovación del carácter, diseño y principios de la arquitectura, el urbanismo y el diseño. Los protagonistas fueron arquitectos que reflejaron en sus proyectos los nuevos criterios de funcionalidad y conceptos estéticos. El movimiento se identifica en el momento de su máxima expresión en los años veinte y treinta del siglo XX.
Un impulso decisivo para el movimiento estuvo a cargo del CIAM, (Congreso Internacional de Arquitectura Moderna, fundado en 1928 y disuelto en 1959), promovido por Le Corbusier, y las conferencias internacionales, donde se desarrollaron muchas de las teorías y principios que luego se aplicaron en varias disciplinas. A estas pertenecen el movimiento De Stijl, la Bauhaus, el constructivismo y el racionalismo italiano. En 1936 se acuñó el término Estilo internacional en los EE.UU. y a menudo se llama así a todo el movimiento.
Aunque los orígenes de este movimiento pueden buscarse a finales del siglo XIX, con figuras como Peter Behrens. Sus mejores ejemplos se construyen a partir de la década de 1920, diseñados por arquitectos como Walter Gropius, Mies van der Rohe, y Le Corbusier.
No sería posible identificar al funcionalismo racionalista con la arquitectura moderna, en el sentido de única alternativa de innovación; porque, además de no monopolizar la creación arquitectónica, tampoco sus partidarios se limitaron creativamente. Las alternativas desarrolladas incidieron, destacadamente, en la arquitectura orgánica de autores como Frank Lloyd Wright (uno de los líderes del movimiento moderno que se movía dentro de los parámetros del funcionalismo.
Con los resúmenes de lo que he llamado “De Arquitectura y de Arquitectos”, desde la Era Greco-Romana a la más reciente, en los que me permití incluir párrafos extraídos del Internet, cumplo con un deber, de que un cada vez mayor núcleo de amigos y relacionados, que me han seguido leyendo, tanto al través de mi página web (manueldelmonte.wordpress.com), como en mis emails, o en Facebook, hayan podido recrearse, cuando no ampliar sus conocimientos, lo que me ha producido una gran satisfacción.
http://arq.clarin.com/arquitectura/puntos-Corbusier_0_1330067367.html